martes, 12 de marzo de 2013

Antonio Orejudo, Un momento de descanso


Este libro no me ha durado ni dos días. Depende de cómo se mire, me ha resultado caro o barato. En goce, una mina.

Sin duda, es un libro para filólogos en particular y universitarios, en general. Sigue la estela de denuncia de corrupción desde una acción hilarante y absurda, que nos dejara Eduardo Mendoza, pero de una manera muy personal.



Para comenzar, descorre los mugrientos visillos de la endogamia universitaria y sus escándalos como panes cotidianos. Para hacer más exótica la ensalada, la entreteje con ese puñado de jóvenes españoles que se van de becarios o extraños profesoresde español  trasterrados a EEUU, bosquejando con habilidad de bolillero los curiosos personajes y sus extrañas mentalidades, a lo Ramón J. Sender (La tesis de Nancy), la evolución personal de sus vidas (el ligue, el matrimonio, la paternidad, la segunda oportunidad...) y la intrigante trama, que parece la central, aunque se entrecruzan muchos minirrelatos con eficacia, genialidad y sin que chirríen lo más mínimo en pastiche pedante.

El argumento principal es el intento de contacto de Arturo Cifuentes con el autor, Antonio Orejudo para desentrañar todo un engaño institucional. La propia estructura nos remite a Pirandello y sus Seis personajes en busca de autor. Como los filólogos estamos fra noi, deambulamos por nombres de pila universitarios, que nos remiten a viejos conocidos: Virgilio, Florencio, etc..., reconocemos viejas situaciones de las que fuimos testigos (la habilitación masiva de peneenes de los ochenta que generaron un tapón universitario) y olisqueamos calaveras de reses en el desierto, como el chabolismo y las vacunas experimentales, mezcla extraña de vacío existencial de Tiempo de Silencio de Luis Martín Santos, a la vez, que nos meamos literalmente de risa con dos menciones hilarantes a Benet.

La justificación de Cifuentes a Orejudo y su aceptación y reivindicación de una parte de su pastel, nos recuerda al famoso "Sepa Vuesa Merced..." de la novela maestra española, la picaresca;   los verba dicendi  están magistralmente manipulados a lo espikininglis y es un gusto de la deconstrucción, -qué viciosos somos los filológos, hay que ver-, que traduce tal cual la jerga sajona en un cansino "digo, dice, sí, yo he...etc...", que, a la vez que calca sintácticamente otra lengua y otro mundo, no deja de sernos familiar esa transferencia del decir en un relato casi vulgar, de modo, que todos los ecos remiten a otro universo narrativo y, al mismo, el de hoy, el de siempre, el de lo uno en lo moderno y en lo cutre.

Me ha llegado la ternura masculina eficaz y breve en la descripción de las bragas anchotas de la primera mujer, Lib, de Arturo (la referencia circular a su ano y sus funestos futuros son de traca o de Tacca, :D, -chiste para los de Crítica Literaria, ustedes me perdonarán, que me ponga estupenda-) o cómo resuelve en dos líneas excursivas, en un momento de acción como el del asalto a la casa abandonada de Florencio, un casi beso alegre entre Cifuentes y su segunda pareja, Mariona.

 Me ha enamorado esa capacidad rápida de hacer florecer momentos verdaderamente románticos y casi visuales, como de cine, estupendos...
Me ha gustado mucho leer esta novela de tantos personajes masculinos y cómo se van desvelando sus sentires de manera tan compleja y tan humana.

El entramado de base, la infraestructura, esa base marxista de aquellos peneenes, se alía con cierta peripecia oculta de la Guerra Civil y la novela adquiere cristalitos de calidoscopio que me recuerda mi antaño programa de Literatura de COU...

Tras habérmela devorado y haberme tatuado el nombre de Antonio , como Melanie Griffith, al que añado Orejudo en el antebrazo derecho, me queda una penita en el alma:
Si lo de nuestra universidad lo sabe todo el mundo y no tiene más arreglo, que consentir y aceptar con pequeña grandeza humana a lo Cifuentes, a lo Lázaro de Tormes, ¿pasa lo mismo con nuestro país todito enterito?

Una joya.  Es un momento de descanso, un paréntesis.No se lo pierdan.


2 comentarios:

  1. Holan, Laura. Acabo de escuchar una canción, y creo que, como el libro que comentas, es una estupenda canción para filólogos. Es muy divertida. Espero que te guste http://youtu.be/Xyp7xt-ygy0

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  2. ¡Muchas gracias! Te recomiendo este libro, Jesús. Conociéndote, te va a encantar.Denuncia, surrealismo y humor ácido. Inteligencia total.
    Voy a subir tu recomendación a entrada.
    Besotes.

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