sábado, 30 de julio de 2011

A-islada en dos paraísos: La Palma y El Hierro.




  Todavía estoy estremecida por tanta belleza natural, tanto sosiego y serenidad. He tenido la suerte de tener unos días invertidos en mi descanso haciendo lo que más me gusta: estar rodeada de naturaleza. Paisajes sobrecogedores, flora bellísima, animales, que nos recuerdan nuestro origen y un orden que nos reclama como pertenecientes a un ámbito que olvidamos.

   Elección: Cha Miquela, casa del bisabuelo, una casa rural preciosa en La Galga, la zona montañosa de La Palma. Su dueño, Carlos, me dejó de una pieza cuando me enseñó el huerto con las lechugas, zanahorias, judías, etc. y me dijo que me sirviera la cena con lo que quisiese. Y que el pan recién hecho estaría colgado sobre las 7.30 cada mañana de una bolsa que pendía de la ventana. Por supuesto, Laura granjera cogió el azadón y casi lloró de alegría escarbando las patatas para cocerlas...

   La Palma: pura naturaleza cambiante, debido a sus microclimas. En la montaña, como una Asturias llena de machupichus, bruma, fresquito y dormir con edredón. Pasar el túnel del tiempo y en 15 kilómetros, llegar a una costa salvaje, sol radiante y cielo despejado. Ahora toca una especie de Málaga. Y simplifico diciendo esto, para que se haga idea un peninsular. Es otra cosa. Más; mucho más.

   No puedo. No quiero. Debo describir todo despacito y bien: paisajes, rutas, gastronomía, hablas, fauna, flora...Una crónica viajera, una literatura de aventuras. Oyendo la radio, me he sentido canaria y me ha dado rabia que dijeran nuestra hora lo último...Empatía.

   Iniciamos pues, una serie de varias entradas para tener mojito diario. Y un beso enorme a la dulzura del pueblo canario y a Carlos y a su familia, que hicieron de mi estancia, un verano delicioso.

6 comentarios:

  1. Laura, aquí tienes a un seguidor de tu aventura rural y también amante de la naturaleza. Esto promete mucha belleza junto a tu habitual calidad literaria.

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  2. Gracias, Alejandro. Intentaré no defraudar a mi público lector concentrándome en la belleza vivida.
    Brindis de cafetito con yelo por un turismo ecológico y respetuoso con el medio. Por la humanidad y la Naturaleza. Chinchín.

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  3. hola laura, soy una palmera que se ha quedado encantada con tu cronica, yo estoy encantada con mi isla, y que alguien la disfrute tanto y la aprecie de esa manera que describes es maravilloso, hace unos meses he podido disfrutar de la casa de los bisabuelos y de la compañia y el trato que nos brindo Carlos y tienes razon en todo lo que cuentas aqui, es genial el recibimiento y todo lo que te brinda la experiencia de pasar por alli, espero que mucha mas gente conozca los encantos de la palma como tu los has vivido, Un saludo

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  4. ¡Ay, miniña, muchaaaas gracias! ¡Es un honor!

    ¿Eres palmera ñamera o palmera de otro lado?

    Dímelo, porque pienso retratar la isla y haré un guiño a la parte de donde seas.

    Un abrazo, permíteme, canarita dulce.

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  5. soy palmera breñuzca de Breña Baja concretamente, pero me encanta la parte ñamera como bien la describes, y la parte bagañeta con su sol incansable, eso es lo que me ha dado criarme a la mitad,cuando el sol no ayuda por esta zona solo tengo que cruzar el maravilloso tunel del tiempo y en un plis plas un sol radiante, y cuando me invade la necesidad de la paz y el oxigeno mas puro me subo al norte a pasear por las costas sauceras o el magico bosque de los tilos , agradezco mucho mi isla aunque muchos no la sepan disfrutar yo si aprecio vivir en un remanso de paz. un abrazo

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  6. ¡Qué placer, palmerita!

    Pues al año que viene, quedamos a tomar un cortadito en el café París de San Antonio.

    La Isla Bonita será mi oasis para encarar el año y sabiendo lo que me espera...

    Un abrazo y sigo contando cada día...

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