viernes, 2 de enero de 2015

True Detective o Don Quijote en Los Pantanos

A mi proveedora S.G.



Todavía tengo un nudo en el estómago después de haberme visto ayer por la tarde el último episodio de esta serie televisiva, que me he dosificado desde el primer momento, cuando fui consciente de que estaba viendo algo grande...

Desde hace dos meses, he saboreado un guión buenísimo en el que los silencios eran tan impactantes, como lo medio dicho o los parlamentos geniales de Rust de los que tomaba nota rápida en mi móvil (Nothing is ever over, What´s happen between men and women? Reality...)

Desde el principio, me han enganchado esos dos tipos humanos tan distintos entre sí y condenados a entenderse por caminos y autopistas rurales, para, al final, comprenderse.


    Marty, tan americano, casa, familia (su mujer y sus dos Sanchicas), partido en la tele, tan concreto, tan carnal, asustado y removido por la personalidad singular, abstracta y estoica de su compañero Rust, que parece no necesitar nada, que sabe estar solo y que persigue una meta enconadamente, a pesar de que su conducta sea calificada de desvarío por los mismos que deciden qué está permitido y qué no: el Estado, la Ley, el FBI, ( cfr .Foucault y etcétera...)

   Se inicia la serie con la investigación de unos asesinatos terribles y obscenamente escenográficos, con visiones de monstruos de pesadilla, auténtico desgarro para niños y mujeres, que van desapareciendo en la profundidad atávica y rural de ese sur de los EEUU, que parece siempre fantasmagórico, como detenido en el tiempo...

A la vez, el escrutinio cura-barbero: otros dos detectives interrogan a Marty y a Rust para que recuerden la investigación que efectuaron y tratar de acorralar a Rust como personaje y creador de su propio delirio...

   La mujer en la serie es hogar, descanso de guerrero, pureza y porqué. Es esposa y guardiana de la casa, Penélope y esperanza, es prostituta consoladora y moza de venta, es inocencia mancillada por el Mal y causa, en forma de hija (los dos tienen hijas), de tanto sufrimiento expreso y comprimido...
   Es la esposa de Marty quien apuesta firmemente por la lucidez de Rust, antes que por la de su marido, cuando le califica moralmente, como absolutamente responsable. Esta es la eticidad que justifica la sufriente soledad heroica de Rust y que, al tiempo, alimenta el personaje, como un Cristo crucificado, como un Quijote cuerdo hasta el vértigo...

    Los dos van cambiando a lo largo de estos ocho episodios para ser, cada vez, más ellos mismos. Marty va refugiándose en Rust y éste va buscándole, asumiendo y disculpándose ante sus errores, puesto que, desde Nietzsche, enuncia la tragedia misma de la decisión, de tener que elegir...

   Creyendo el uno en el otro y en una solidaridad sobrecogedora, emprenderán su última aventura hacia el lado oscuro con la única certidumbre de haber encontrado el sitio exacto de cuyo nombre no quiero acordarme...

   No desvelaré la trama que deja sin aliento, ni el pánico congelado que todavía permanece en el salón de mi casa...Sólo diré que hubo lanza ensangrentada, oscuridad y hondura...Todo ello sin cobertura, para que  un mundo tan comunicado se haga más espeso...

   Y, al final de los finales, el epílogo: la amistad inquebrantable de Marty (no se muera, Vuesa Merced, Mi Señor... ), que consigue salvar a Rust. La confesión de Rust, dolorosa y coagulada, la consciencia de no haber acabado del todo, el visionario recuerdo del Mal desde su niñez, el dolor sin límites por sus muertos queridos (hija y padre), el no explicarse por qué sigue uno vivo, pese a todo...

El amor de Marty a su amigo en forma de consuelo (paquete de Camel), en el ofrecimiento de nuevas aventuras (quedan las estrellas y las historias, a la manera kantiana), en el respeto a sus decisiones sin cuestionarlas ni cagarse en ellas, cuando Rust le pide que le libere del hospital...Y todo ello, porque reconoce que "eres inmortal", que es otra manera de subrayar lo épico de lo ético.

3 comentarios:

  1. Hoy es un día muy paradójico para el Edelweiss villalbino: encuentra unos huesos de Cervantes y se despide Oliver Sacks, http://www.nytimes.com/glogin?URI=http%3A%2F%2Fwww.nytimes.com%2F2015%2F02%2F19%2Fopinion%2Foliver-sacks-on-learning-he-has-terminal-cancer.html%3F_r%3D0 ...¡Vaya montaña rusa!

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  2. Ya quiero que llegue Junio para ver True Detective el trailer me tiene tan intrigada y con ganas de más

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