Cuando todo es cuesta arriba, se ordenan los problemas. Los grandes resultan nimiedades y surgen otros no previstos, a la cabeza.
El consuelo, la motivación, el ánimo nos vienen desde distintos ángulos, imprevistos a menudo. Son detalles cálidos, que nos dan un soplo de afecto: un mensajito con el que no se contaba, esas palabras que combinan lejanía y oportunidad en un equilibrismo azaroso y, a la vez, extrañamente fiel...
El arte,el deporte, la naturaleza, el humor, el maravilloso silencio...Todo aquello que nos hace humanos y divinos es un tesoro, que, durante los segundos o minutos durante los que surte efecto, se constituye terapia y vacuna contra tanta desolación e incertidumbre.
El movimiento nos salva. Encuentra el tuyo.
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