jueves, 12 de abril de 2012

Bagdad Café.



   Me dice una amiga que, por esta época, las gatas se solidarizan y cuidan y amamantan distintas camadas, mientras se turnan en su tarea de caza y captura. Es increíble la solidaridad femenina, tan comprensiva en algunos casos.

   Estos días atrás he saboreado esta  vieja película alemana de los ochenta sobre dos mujeres de muy mediana edad, esa periferia sobre los cincuenta años, que se encuentran en un escenario inusual y tras establecer una brecha en sus vidas.

   Jasmine, mujer bávara, discute en pleno desierto americano con su esposo, lo que supone una ruptura vital y sin queja ni lamento, comienza la travesía del desierto literal, tirando del carrito de su propio equipaje. Sólo más tarde, se dará cuenta de que la maleta pertenecía a su exmarido, con lo que la pérdida ha sido total.

   En la refriega, se ha caído un termo de café con el nombre de la procedencia de la familia alemana Rosenheim y es recogido, como testigo singular, por otro futuro exmarido, regente de un café desértico. El termo es una metáfora curiosa, pues marcará la única diferencia entre la mujer alemana, Jasmine, y la negra americana, Brenda: la distinción entre un café europeo cargado y el licuado café americano.

   Llega a una extraña hospedería-café por nombre Bagdad, lo que remite a un mundo maravilloso, como el propio nombre de la alemana.

   Brenda, asimismo, está fuera de control: desquiciada, echa a su marido de casa y soporta las labores del cuidado de la familia y el mantenimiento del negocio desde la desesperanza vital de una vida sin proyectos.

   La causa de la desventura de Brenda es explícita, pero Jasmine llegará y, sin dar ninguna explicación, como salida de la nada, alquilará una habitación. El silencio de Jasmine es denso y duro, sólo comprensible para quien ha sufrido y sabe que es innecesaria, imprecisa y gratuita cualquier explicación sobre nada: ni de dónde viene, ni por qué en sus maletas hay ropa de hombre ni a dónde va...

   Sin ningún afán, observa el estado de las cosas y su primer acto solidario (e incomprendido) hacia Brenda es curarle las heridas en forma de limpieza y orden de su oficina. Recriminada por la propia Brenda, se abandona a la soledad de su habitación, donde se dispone a matar el tiempo leyendo las instrucciones de un juego de magia. De la práctica, llegará a la maestría y, aceptada desde el arrepentimiento por Brenda, amenizarán con un show de música e ilusionismo, los tentempiés de la carretera.

   De pronto, el inhóspito Bagdad Café es un punto requerido y solicitado por los camioneros. La figura de un viejo pintor de decorados de Hollywood disfruta ante el reconocimiento de la maravillosa luz, que brota de una mujer extranjera, sola, callada, digna y libre, cuyo aura él trata de retratar en pinturas con un sabor a Botero.

   El final es feliz, pero desde una perspectiva de fraternidad, no de sentimentalismo y, como siempre, lo omitido genera un valor inmenso sobre lo dicho.

   Por si fuera poco, este eco de profundidad es coreado con la banda sonora Calling you en la voz inaudita de Jevetta Steele  con resultados místicos, que colaboran a esta narración de realismo mágico.

   Maravillosa.
Os dejo un vídeo, para que oigáis el sonido de la soledad y la esperanza.

5 comentarios:

  1. Estas películas son deliciosas para un fin de semana como el que se avecina, espero que te entre el "gusanillo" tanto de verlas, como escribir sobre ellas:
    http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=tK1B-RUc9Hw
    http://www.youtube.com/watch?v=319vcoleyMk (sobre la solidaridad femenina...entre otras cosas. Banda sonora imprescindible)
    http://www.youtube.com/watch?v=BF-XGy_Y2hA (ñona pero con clase. Banda sonora de Globo de Oro)

    Besos de nuevo

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  2. Gracias mil, súper Blanca.
    Seguiré la pista.
    Para este finde, tengo tres propuestas visuales sobre la mesa.
    Ya las irás leyendo.
    (He ordenado mi estantería para explorar tu propuesta anterior)

    Un abrazazo.

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    Respuestas
    1. ¿Cómo te hago llegar las fotos de mis estanterías? No puedo insertar el archivo aquí sin más

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  3. Claro, porque no eres administradora. Pero me las puedes mandar al correo electrónico y yo las cuelgo. Si quieres adjuntar artículo, a modo de comentario, te lo publico y me hará muy feliz, que, precisamente TÚ, participes con voz propia aquí.

    Un abrazo con zeta envolvente.

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  4. Lo tienes todo en el correo; espero que tus alumnos vean las notas al pie de otra manera a partir de ahora.

    Un abrazo largo, largo, que abarque todo Alcobendas,

    Besos

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