viernes, 29 de junio de 2012

Educar en Tiempos Difíciles de Dickens.







Educar en Tiempos Difíciles de Dickens.

    Celebro el bicentenario de Dickens al que admiro tanto. Acaba el curso lleno de incertidumbre económica, laboral y con un resquebrajamiento en la educación, que tiembla el misterio...

   Y Tiempos Difíciles se resuelve como una obra llena de vigencia.

1.El origen, la causa, la familia.

   En pleno siglo XIX, la casuística lo invadía todo. Los porqués se investigaban, aunque su causa tuvieran un origen incierto...

   El marxismo respondía a las inquietudes de los pobres laicos. El origen de la pobreza o los intentos de subsanarla se materializaron en la famosa Ley de Pobres, como ayuda social, que tanto enojaba a Malthus y contra el que Dickens arremete como puede en su novela. El pueblo de mineros Coketown, en el que discurren estos tristes tiempos, es un pueblo fantasma cuyas vidas están predeterminadas por el origen social. Y todos, absolutamente están atrapados en la cadena de la cual, cada uno es un eslabón de por vida.

   El psicoanálisis también explicaba ese relato oculto, pero que el cuerpo lee, de manera continuada.La aparición de perturbaciones psicosomáticas por exceso o defecto de emociones no confesadas aparecen en dos personajes femeninos, madre e hija: la señora Gradgrind, que muere agotada en la nada emocional más impactante, sin dar amor a sus hijos y, por ello, sin recibirlo, porque no saben. Su hija Louisa, educada en el hecho sin emoción, en el dato sin imaginación, intuirá toda su vida que le falta algo a su inteligencia y que su rostro se ha quedado impasible: ya que los afectos no han entrado en su corazón, tampoco saldrá expresión de su yo más íntimo al exterior.Su recorrido emocional será una vía intelectual que ella interpretará como “no correcta” de manera intuitiva.


   En cuanto a los hombres, hay una riqueza característica de las personalidades que arropan a estos seres tan dickensianos: el padre, rígido educador señor Gradgrind, pero con un margen estrecho para apreciar la amabilidad; el burdo señor Bounderby, que presume constantemente de no tener ni educación ni cultura ni modales y a cuya madre ha abandonado, mientras cultiva un cuento incierto de hombre hecho a sí mismo desde un niño vagabundo abandonado, que no duda en casarse con Louisa primero y repudiarla (felizmente) después; el diputado James Harthorse, cínico y descreído, que admite su propia impostura y que toma como un reto personal
   llegar al yo íntimo de Louisa con artes de dandy seductor.

   Thomas, el hermano de Louisa, educado en la misma rigidez de contable, ausente de valores, que derivan del amor al prójimo, robará la caja fuerte del banco (actual, actual) y hará recaer las sospechas sobre el pobre trabajador Stephen Blackpool. Ligado a su hermana, a la que no duda en prostituir y convencer de que se  case para que le costee las deudas de juego y así obtener beneficios del grosero marido y del pretendido amante después...

   Stephen Blackpool, obrero casado con una esposa demente, borracha y adúltera, permanentemente ausente, salvo cuando vuelve magullada para ser curada o por falta de dinero, pero no para quedarse. Por si no fuera poca su desgracia con tintes a lo Jane Eyre, no puede divorciarse de ella para casarse con el amor de su vida, Rachel, y evitar a ésta una vida de amancebamiento vergonzoso para la época. Es impresionante su grito social ¡muéstreme la ley que me protege!, pues, dado su origen pobre, no le alcanza la ley a su condición.

   Los miembros del circo, criaturas que encarnan lo maravilloso, lo fantástico, esa necesidad humana de proyectarse en un más allá de ilusión, son efímeras y ambulantes, pero muestran en su colectividad, como en la de los mineros, una unión desconocida y descarada para la rígida clase media. Ese mundo encarna el exotismo de las Mil y una noches, que leía el pequeño Charles, trabajador infantil de una fábrica de betunes y que le ayudó a sobrevivir a tanta injusticia...

2.La educación

   La educación es la gran protagonista de la novela. El matrimonio Gradgrind regenta una escuela en la que se enseña que sólo los hechos, los cálculos con forman la realidad y la utilidad. Que el propio Hecho es puro Buen gusto y que es propio de una persona bien educada desdeñar la imaginación, la fantasía, el afecto e incluso las cortinas de caballos o las alfombras de flores (cfr. algún personaje de Mary Poppins, que toma el té riéndose sin parar elevándose del suelo a carcajada limpia). La norma es no cultivar los sentimientos, y contemplar el matrimonio como algo práctico y necesario, consecutivo a un noviazgo de amor manufacturado sin preguntar a su propia hija sobre ideas peregrinas de amor, felicidad u opinión...

   Sin embargo, la educación es un proceso lento, pero inexorable y, de ahí, que el libro esté dividido en tres partes (Sembrar, Segar y Atrojar), poniendo en el resultado, en la cosecha, la validación de esos principios educativos: el hijo, Thomas: delincuente, sin valores y sin escrúpulos,; la hija, Louisa, amargada, profundamente infeliz, casada a su no demostrado pesar y cortejada por su misma impasibilidad, como atractivo para un seductor indiferente.

   El otro punto de vista es el aportado por Sissi Jupe, niña circense, abandonada por su padre enfermo, en un intento de proporcionarle una suerte mejor y con una falta de aprovechamiento escolar, que harán exclamar a su protector “es una mujercita afectuosa, sincera y buena...tendremos que arreglárnoslas con eso”. Así, de criada para todos los Gradgrind, será el espejo moral en el que no quiere verse Louisa, la enfermera de una madre permanentemente enferma, la dignidad férrea de quien tiene autoridad moral, capaz de hacer huir para siempre al villano, la que ofrecerá una estabilidad emocional a una serie de sujetos, sólo cosidos a la vida por libros cuantiosos de experimentos, pero sin vida...

   Las gentes del circo, el lado mágico de quien dice (con acento de "incultura") al educador: “La gente ce tiene que divertir de alguna manera, ceñor...No pueden eztar ciempre trabajando, ni ciempre aprendiendo. No vea lo peor de nozotroz, cino lo mejor”

   La diversión, el ocio, la lectura compartida entre mineros de la que habla Stephen, para soñar en comunidad e imaginar otra vida en la vivida.

   Será también este personaje humilde el que sentencie, que “nunca con mano dura” se solucionan los conflictos entre los trabajadores (las huelgas, los sindicatos salpimentan algunas páginas, como educación social, como emoción colectiva) ni se educa a la persona...

   El hecho de que Louisa, al intuir los peligros de su seductor, huya a casa de su padre para ser protegida, hace que respiramos aliviados ,al comprobar que Pleberio, el triste padre de la Melibea de La Celestina, tenga una segunda oportunidad: la de no ver muerta a su hija; la de salvarla y la de claudicar de sus principios educativos; pedir perdón y comprender lo que mueve al padre afectuoso: ayudar a huir a su hijo delincuente y a proteger y querer a una hija, para la que ya no será posible una nueva vida de familia e hijos, pero sí, por lo menos, vivir en un entorno cálido.

3. Y la poesía.

   Y a pesar de un Dickens realista, filósofo, economista, político, denunciante, familiar,justo, retratista; un Dickens de dato y palabra, de causa y vida, de abrazo y consecuencia, he leído entre estas páginas frases hermosísimas:

Se endureció su rostro y se hundió en las profundidades insondables del pasado, yendo a mezclarse con todas las oporunidades perdidas, ahogadas en el fondo,

 Un día soleado de principios de verano. Hasta en Coketown sucedían cosas semejantes alguna vez,

¡Era tan extraño cambiar las chimeneas por pájaros!¡Tan extraño sentir el polvo del camino bajo los pies en lugar de la carbonilla!¡Tan extraño haber vivido tanto y, sin embargo, comenzar otra vez como un muchacho en esta mañana de verano!(...) Y los árboles, formando un arco por encima, le susurraban que atrás dejaba un corazón leal y enamorado

o El bosque flotaba ante ella, pues tenía los ojos bañados en lágrimas”y tantas así.

Una delicia.

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